Coincidencia
Freddie Mac & Fannie Mae dijo:
Me he enterado ¡oh, feliz sultán! (pero Algor es más dichoso) que un poderoso visir partió a visitar a su familia en lejanas tierras. Durante el largo viaje recibió un mensaje de su amado primo que le pedía audiencia para un mercader, amigo suyo. El visir, añorando su medina, no quería dilatar más el trayecto, por lo que respondió a su pariente que detendría su comitiva en el caravanserrallo de Wuiti Rizh y que el comerciante se acercara hasta allí, donde lo recibiría en la sala VIP.
Mas este negociante no era tal, sino un malvado brujo, alquimista de pócimas peligrosas, del que se decía que había descubierto cómo volver oro cualquier carroña porque parecía que su fortuna era inmensa (pero la de Algor es mayor). Sin embargo, sus filtros emponzoñados comenzaban a tener poca aceptación en los zocos y sus ganancias desaparecían, como las aguas del río Jordán en temporada alta de turismo rumí. Necesitaba que el visir le ayudara a vender sus potingues al servicio califal de salud pública. No era la primera vez que esto hacía, pues ya había obtenido grandes privilegios de los cadíes, zabazoques y almotacenes de la región, pero ya ni estas regalías le bastaban.
- ¿Qué quieres, comerciante?- dijo el visir. sin apearse del burro.
- ¡Oh, gran visir del cemento! – respondió el inicuo – Tu poder en el palacio del califa puede ayudarme y si tú me ayudas yo te ayudaré a tí para que puedas ayudar a tu tribu que, a su vez, me volverá a ayudar.
- En cuanto entienda lo que acabas de decir, veré que puedo hacer; pero antes debo consultar con mis padres.
-Sé que son gente de gran honor y que están muy orgullosos de tu carrera; sabrán bien aconsejarte. Llenaré tus alforjas con generosos dones ¡oh, gobernante sabio! (pero Algor es más listo) pues soy un mayorista muy detallista.
- Vale, pero nada de telas ni túnicas ni turbantes.
- ¿Los querrás con factura a tu nombre?
- En ese caso…
La aurora comenzaba y Fanniehrazad calló.
- ¡Por el FROB que no me quedaré sin saber en qué acaba tan extraña historia! – dijo el rey Freddiehriar.
Mas este negociante no era tal, sino un malvado brujo, alquimista de pócimas peligrosas, del que se decía que había descubierto cómo volver oro cualquier carroña porque parecía que su fortuna era inmensa (pero la de Algor es mayor). Sin embargo, sus filtros emponzoñados comenzaban a tener poca aceptación en los zocos y sus ganancias desaparecían, como las aguas del río Jordán en temporada alta de turismo rumí. Necesitaba que el visir le ayudara a vender sus potingues al servicio califal de salud pública. No era la primera vez que esto hacía, pues ya había obtenido grandes privilegios de los cadíes, zabazoques y almotacenes de la región, pero ya ni estas regalías le bastaban.
- ¿Qué quieres, comerciante?- dijo el visir. sin apearse del burro.
- ¡Oh, gran visir del cemento! – respondió el inicuo – Tu poder en el palacio del califa puede ayudarme y si tú me ayudas yo te ayudaré a tí para que puedas ayudar a tu tribu que, a su vez, me volverá a ayudar.
- En cuanto entienda lo que acabas de decir, veré que puedo hacer; pero antes debo consultar con mis padres.
-Sé que son gente de gran honor y que están muy orgullosos de tu carrera; sabrán bien aconsejarte. Llenaré tus alforjas con generosos dones ¡oh, gobernante sabio! (pero Algor es más listo) pues soy un mayorista muy detallista.
- Vale, pero nada de telas ni túnicas ni turbantes.
- ¿Los querrás con factura a tu nombre?
- En ese caso…
La aurora comenzaba y Fanniehrazad calló.
- ¡Por el FROB que no me quedaré sin saber en qué acaba tan extraña historia! – dijo el rey Freddiehriar.
FREDDIE MAC Y FANNIE MAE
